He tenido la suerte de ser invitada a la inauguración de la exposición del artista Luis Gordillo en el Alcázar de Sevilla. Alcalde y cia, patrocinadores varios, empresarios ilustres, directivos de empresas y alguna que otra señora de la buena sociedad sevillana. Y cómo no, fotógrafos y plumillas. Pocos y elegidos. (Y yo siempre con la sensación de ser el pequeño Nicolás)
Me encuentro a un señor de ochenta años que aparenta muchos menos, porte elegante, educado, serio y de mirada inteligente. Cuesta ver en él al artista transgresor que en los años cincuenta marcha a París desde su Sevilla natal después de estudiar Derecho y Bellas artes.
Aguanta estoicamente las sesiones de fotos, le veo conversar con algunos de los invitados, hablar de derecho con un abogado, hacer algún comentario delante de sus obras… y me descubro intentando averiguar sus pensamientos dentro de esa cabeza rectangular y verde, esas fotografías de carnet de diferentes épocas, esos rostros de bocas y ojos cerrados…
Admite tener una psicología bastante liosa y gracias al psicoanálisis encuentra en la pintura una estructura a la que agarrarse, que da orden a su vida caótica y descentrada. Es ansioso y perfeccionista, y su energía la transmite a las obras, que se contagian entre ellas. Esta fuerte personalidad y su constante interés por la vanguardia del arte es la causa de que su obra haya sobrevolado por encima de varias corrientes artísticas sin que se le pueda encuadrar en ninguna de ellas. Pasa de los colores fuertes en los años setenta al monocromo en los ochenta, después un verde que evolucionará a una gama de colores compleja y abierta.
Con los materiales ocurre lo mismo. Empieza pintando con óleo, después acrílicos, rotuladores (sobre todo cuando trabaja con papel), y en su continua lucha por la evolución inventa nuevos procedimientos pictóricos: pinta cuadros pequeños, les hace una fotografía digital a la que cambia los colores e imprime; con los papeles resultantes hace un collage, que estampa digitalmente en la tela a ese tamaño, y después pinta encima. Por tanto, interviene en una misma obra lo digital, la fotografía y la pintura, siendo ésta el inicio y cierre de ese círculo.
Vuelvo a mirar sus cabezas y me pregunto cómo ha podido influir Sevilla en su pintura. Todos llevamos a cuesta el bagaje de nuestros primeros años de formación, y las retinas impregnadas de imágenes de entonces. Dónde está esa ciudad provinciana y costumbrista (¿en los años cincuenta?), de gustos clásicos e inmovilista, de la que tuvo que huir para encontrarse a sí mismo y poder explorar las corrientes artísticas imperantes en Europa.
¿Cómo ve Gordillo al sevillano actual? ¿Se han despertado los sentidos -ojos y bocas?¿Ha evolucionado el gusto de la gente? ¿Se ha abierto la ciudad al exterior? ¿Ha dejado de mirarse en su espejo de madrastra de Blancanieves?
Si dieran a elegir para colgar en casa entre un García Ramos y un Gordillo ¿Cuántos elegiríamos a este último?
Aku klu sebut pasal sayang dan cinta kompom aku sayang bini2 aku. xp klu sebut pasal benci bin meluat kompom aku benci PAS. bapak segala HIPOKRIT dlm dunia ni. xada tolok bagdnninya. 1x diaorg ni punyalah terrornya, taik telinga tu diaorg gentel2 goreng blh jual lg.