Siete pautas para la elección de un suelo hidráulico

Una de las decisiones importantes que tenemos que tomar cuando reformamos una casa es el pavimento que vamos a colocar. Pretendemos que sea para toda la vida, así que no podemos equivocarnos, porque cambiarlo a posteriori siempre es incómodo y costoso. Entre la multitud de opciones que ofrece el mercado hay que elegir la que se adapte al lugar donde va a ser colocado y a nuestros gustos. Y hay que intentar que sean compatibles.

Los errores pueden venir por incompatibilidad física, como poner suelo de madera de pino en Sevilla, donde las diferencias de temperatura y humedad relativa son tan grandes que determinadas maderas más «nerviosas» (con más movimientos frente a los cambios ambientales) acaban levantándose. O puede haber incompatibilidad conceptual, algo un poco más sutil pero que puede llevar al traste una reforma. Se me viene a la cabeza un bungaló de estilo ibicenco, fachada y paredes blancas y cubierta plana, en el que los propietarios cambiaron el suelo existente (un baldosín blanco, de mala calidad) por un barro cocido, precioso, pero, ¡ay! cambió sustancialmente el carácter de la casa. De ser una casa de playa, luminosa y fresca, pasó a ser un mini cortijito oscuro, acentuado por el color almagra y albero elegido para pintar las paredes.

Suelos.1Pino melis antiguo colocado en espiga con cenefa. En la pared unos óleos de Cristóbal Olmedo.

En el piso que estamos reformando (http://www.cuartodemaravillas.com/wp-admin/post.php) los salones tienen un bonito suelo de pino melis en espiga, y los dormitorios y cocina parquet malo y baldosín aún peor, respectivamente. Aprovechando que estas últimas zonas las distribuimos de otra forma, vamos a poner baldosas hidráulicas. Hemos tomado esa decisión porque la época de edificación de esos pisos coincide con los años en los que más popular es ese tipo de suelo, nos parece que no intervenimos cambiando la personalidad de la vivienda y, además, dan unas posibilidades decorativas impresionantes.

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Las primeras referencias que se tienen de las baldosas hidráulicas son de mediados del siglo XIX en el sur de Francia, aunque su puesta de largo será en la Exposición Universal de París de 1867, presentadas por la empresa Garret, Rivet y cía como pavimento alternativo al mármol y otras piedras naturales. Sus infinitas formas, dibujos, colores y su carácter artesanal hacen que se popularice rápidamente en el contexto del Modernismo, siendo utilizadas por los mejores arquitectos catalanes del momento: Domènech i Montaner, Puig y Cadafals, incluso Gaudí.

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El cemento blanco es un material hidráulico, es decir, fragua por reacción química con el agua. Al endurecer forma un compuesto con gran capacidad aglutinante. Si le añadimos áridos como el polvo de mármol y pigmentos, obtenemos la masa con la que se hacen las baldosas hidráulicas. Se necesita un molde o trepa de metal con las divisiones requeridas por el dibujo para separar los distintos colores. Para la primera capa se mezclan los pigmentos con polvo de mármol blanco y cemento fino y se van vertiendo en los espacios de cada color. Una segunda capa será la encargada de absorber el exceso de agua de la primera. La tercera, más basta y porosa, tendrá la finalidad de dar consistencia y agarre para su posterior colocación. En este video veis cómo la fabricación es absolutamente artesanal, de una en una.

https-//www.youtube.com/#1C79DA

Empezamos a buscar fábricas o empresas que las comercialicen y descubro que muchas de ellas están en el sur: Pinar Miro, Mosaic del Sur, Natural Floor, Demosaica. Me decido por esta última (tienen un simulador muy bueno en su web) y voy a verlos.

Me cuentan que actualmente se fabrican casi todas en Marruecos,  por la tradicional vinculación con Francia y, hoy en día, por el menor coste de la mano de obra. Y tal vez estén más acostumbrados a la paciencia y meticulosidad que requieren los trabajos artesanales.

El simulador de Demosaica nos permite hacer las composiciones que queramos, con o sin cenefa y con los colores a nuestro gusto, aunque hay que tener en cuenta que no siempre son idénticos los que vemos en la pantalla del ordenador y los reales. Por ello es importante que nos enseñen unas muestras para ver el color exacto.

Os doy unas pautas para acertar en la elección:

  • Hay que tener en cuenta el tamaño de la habitación: si es grande nos podemos permitir dibujos que se compongan con cuatro o más baldosas; si es una habitación pequeña, mejor decantarnos por uno que se cierre en sí mismo.

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  • Podemos jugar con distintos colores según la habitación, o con distintos motivos y parecidos colores. Nosotros hemos elegido un color de base (gris verdoso) que se repite en todos los suelos para dar algo de uniformidad. Es el color de los muebles de la cocina.

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  • Hay que tener en cuenta que el precio va encareciéndose a medida que incrementamos el número de colores (desde 30 a 60 € aproximadamente)

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  • Si elegimos colores atrevidos, debemos intentar que el resto de la decoración sea muy neutra. (aunque algunos decoradores apuestan justo por lo contrario), para no hacer excesivamente pesado el ambiente.

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  • La colocación es delicada y hay que limpiarlo muy bien después de la lechada para evitar manchas y eflorescencias, por lo que se debe contar con una empresa constructora con experiencia.

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  • Hay que proteger el suelo una vez colocado, porque es un material poroso y se puede manchar con facilidad.

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  • Al ser un material artesanal no todas las baldosas son iguales, esa es precisamente su gracia, y por eso tampoco debería importarnos mucho que se arañe, se desportille o se manche: el envejecimiento de los materiales naturales le da carácter y belleza.

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