Turismo, cultura y gastronomía madrileñas en menos de 24 horas

Hoy os propongo una escapada de un día a Madrid: AVE tempranero, exposición artística, comida en un restaurante cool y paseo por el Retiro de vuelta a la estación de Atocha. La ruta ideal sería la siguiente:
8:45 h. AVE Sevilla-Madrid (para no madrugar mucho, que al fin y al cabo es ocio). Reservad en el vagón silencioso y así podéis aprovechar para leer algo sobre los Realistas de Madrid en la estupenda página web del Museo Thyssen. Quiénes son, con quienes están casados, el entorno artístico de los años cincuenta, etc. Se disfruta mucho más una exposición cuando se sabe lo que se va a ver. Llegada a Atocha a las 11:15 h. Cruzad hacia el Paseo del Prado y pasad junto a majestuosos edificios madrileños: el Museo del Prado, El Ritz, Neptuno, etc.

12.00 h. Entrada en el Museo Thyssen: Los Realistas de Madrid. Es importantísimo haber comprado previamente las entradas por internet, pues esta exposición ha tenido tanto éxito que es muy difícil conseguir pase en el momento. El control para acceder es muy estricto con la puntualidad, aunque una vez dentro, podemos quedarnos todo el tiempo que queramos.

Me parece una de las exposiciones más interesantes de los últimos meses. Por si no os ha dado tiempo de leer nada, os cuento un poco. Son siete artistas formados en la misma escuela y unidos por lazos de amistad o de parentesco: los matrimonios formados por Antonio López y María Moreno, por Isabel Quintanilla y Francisco López, hermano éste último de Julio López, casado con Esperanza Parada; y Amalia Avia, gran amiga de todos ellos y casada a su vez con Lucio Muñoz (uno de los maestros de la abstracción).

realistas-thyssen-ignaciogil      Foto: Ignacio Gil
Nacen entre 1928 y 1938 y se forman artísticamente en Madrid, entre el Casón del Buen Retiro (donde estaba el Museo de Reproducciones Artísticas), el Museo del Prado y la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Y después en Italia, a diferencia de la vanguardia, que tenía su eje en París y en el Expresionismo Abstracto norteamericano. Los realistas madrileños se dejan seducir por el arte de la Antigüedad, la pintura pompeyana, el Renacimiento o los pintores italianos contemporáneos como De Chirico o Morandi, demostrando su independencia creativa frente a las corrientes mayoritarias. Su forma de pintar o esculpir es poética, intimista, reconstruyendo el lenguaje figurativo, destrozado y despreciado tras la eclosión del arte abstracto.

En este grupo -entendido como unos artistas que coinciden en generación, intereses y amistades, sin manifiestos, reivindicaciones ni otra forma de presión- la mitad son mujeres, cosa que no ocurre en las vanguardias. La razón, explica Antonio López, es que el principal foco de interés de todos ellos es doméstico, son interiores, naturalezas muertas con objetos cotidianos, en espacios íntimos tradicionalmente reservados a las mujeres. Son contemporáneos del pop art, y en sus cuadros veremos vajillas duralex, danones, polvos de talco, etc.

Las obras transmiten serenidad, cotidianeidad, muestran lugares comunes que se hacen especiales por obra y gracia del ojo del artista. Ese, entiendo yo, es el auténtico nexo entre ellos: establecen una relación íntima con los objetos o los paisajes, miran hacia dentro, sin importarles que a su alrededor se paguen precios desorbitados por obras abstractas o se firmen manifiestos en defensa de las supuestas vanguardias. Por eso las ventanas no sirven tanto para mirar hacia fuera como para dejar pasar la luz.

¿Cuáles me llevaría a casa? Prácticamente todos, aunque mis favoritos son los siguientes:

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Cuarto de Baño, de Isabel Quintanilla. Me entusiasma esa serie de objetos colocados en baldas de cristal desiguales (como todos hemos tenido en algún momento), que delatan una presencia femenina invisible.

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Cuarto de Baño, de Antonio López, lápiz sobre papel adherido a tabla. Me maravilla cómo se puede dibujar a lápiz con tal precisión en un formato de 244 cm de alto, y la capacidad de recrear umbrales donde el protagonista es un picaporte o una vieja instalación eléctrica.

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Puerta del Sol, de Amalia Avia. Me encanta cómo comprime las fachadas madrileñas y se olvida de la calle, haciendo que queramos identificar los carteles de la academia, la peluquería o la librería.

13.30 h. Salida del Museo Thyssen (después de haber dado una vuelta por la tienda, que tiene objetos bonitos inspirados en algunas de las obras de la colección o de las expo temporales) en dirección a la Puerta de Alcalá. Cambiamos de acera para disfrutar mejor de la bella Plaza de la Lealtad, el edificio de La Bolsa, el Museo Naval y el Palacio de Cibeles.

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14.30 h. Almuerzo en El Perro y la Galleta (imprescindible reservar), en la plaza de la Independencia. El propietario es un descendiente de los Fontaneda, y las galletas forman parte de la carta en muy diversas formas. La decoración os sorprenderá, divertida y cálida a la vez, y además, es un local pet friendly. Son estupendas la hamburguesa y el tiradito, y los precios bastante razonables.

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Y para bajar el helado de galleta, os recomiendo volver a la estación de Atocha paseando por el Retiro (poco más de media hora), entre patinadores, runners, ejecutivos que cruzan por el parque de vuelta a la oficina, parejas jóvenes y no tanto…en definitiva, palpando la vida madrileña.

18.30 h. Tren de vuelta a Sevilla, con lo que a las nueve y media podéis estar cenando en familia.

P. D. La exposición de Los Realistas Madrileños estará hasta el 22 de mayo. ¡Hay que darse prisa!

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