Cinco hermanas y un destino

Desde que comencé, hace más de dos años, a escribir en el blog, mi propósito ha sido mostrar todas las cosas -materiales e inmateriales- que me gustaría coleccionar en un gabinete de curiosidades, en un cuarto de maravillas: obras de arte, objetos de decoración, lugares con encanto, lecturas que me han dejado huella, momentos especiales, etc. He contado lo que me parecían algunas exposiciones, películas y libros que he leído. He mostrado rincones de algunos bares que me gustaban y de casas de amigas que saben de decoración. He intentado resumir en siete, diez o quince puntos algunas ciudades que he visitado, en un burdo esfuerzo de simplificación. Con la premisa de no dar demasiados datos acerca de mi intimidad. Infructuosamente, claro. Porque, ¿cómo voy a contar un espectáculo flamenco –sabiendo poco del tema- sin expresar lo que siento? Y es que, en el fondo, todos los que escribimos somos unos exhibicionistas: vamos dejando retazos de nuestro alma por aquí y por allí. ¿O se puede escribir de otra manera?

Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria

Hoy voy a dejar de disimular y directamente voy a contar que tengo cinco hermanos y cuatro hermanas. Sí, sí, somos diez. Procuramos vernos con frecuencia, gracias a que tenemos unos padres generosos con una casa siempre abierta (posiblemente la casa de Sevilla con más copias de llaves). Las cuatro hermanas que vivimos en la misma ciudad quedamos al menos una vez al mes a tomar una cerveza y contarnos nuestras cosas, pero nunca habíamos hecho un viaje juntas.

Hasta esta semana que hemos ido a visitar a la que vive en Roma. La verdad es que nunca hubiera pensado que seríamos capaces de cuadrarlo todo: la que tiene dos hijos pequeños cerrando horarios con canguros y rezando para que el padre de las criaturas siga estando allí cuando ella vuelva, las demás pidiendo días de permiso en los trabajos y con promesas de compensación a los maridos por el abandono temporal y la romana buscándole planes alternativos al suyo (“¿no tenías ganas de ir en moto a Ostia Antica?”) para no agobiarle con tanta presencia femenina en su casa. Unos billetes de Ryanair, conseguir la promesa de los cuñados de que se ocuparán de que los niños estudien si el avión se cae… y aterrizando en Fiumicino.

Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria

Como esta escapada es una de las cosas que más merecen estar en mi cuarto de maravillas, voy a enumerar algunas de las razones por las que es un privilegio tener tantas hermanas.

  • Ser capaces de compartir el cuarto de baño, la barra de labios, el maquillaje, el perfume… y aún así tener tiempo de salir a ver la ciudad.
  • Entrarnos la risa al intentar ponerle el nombre a las iglesias y monumentos visitados durante la mañana. Y no enfadarte si les oyes decir ”¡vamos más deprisa para que no se dé cuenta de que ahí hay otra iglesia!”.
  • Comer en mi restaurante favorito de Roma y darle cada una de nosotras tres besos (es lo que hacen los italianos) al alucinado –y encantado- cocinero. Eso sí, después de pelearnos al elegir la pasta: “que no tenga cebolla”, “no me gusta el marisco”, “el blanco me da dolor de cabeza”, “si la verdad es que no tengo hambre”… y rebañar la fuente con la focaccia.
  • Hacer una videoconferencia con Kentucky y hablar todas a la vez con la sobrina que estudia allí (“liga, no ligues, estudia mucho, no estudies tanto…¿queréis dejarla en paz?”)
  • Entrar en una óptica en el Trastevere para ayudar a una de ellas a elegir gafas de sol y probárnoslas todas durante una hora, a cuál más grande y exagerada, haciendo el tonto como si no estuviera delante la dueña.
  • Colarnos en el tranvía porque ya no podemos con el dolor de pies. Que te presten zapatillas al llegar a casa ¡y sean de tu número!
  • Ir a buscar un regalo para los maridos por prescindir de nosotras cuatro días y acabar comprándonos un bolso cada una (y nada para ellos). “Son mucho más baratos que en la web”… para comprobar luego que cuesta lo mismo que te lo manden a tu casa y evitas tener que cerrar la maleta sentándote encima.
  • Encender una vela en Santa Cecilia, mirarnos a los ojos y saber, sin necesidad de decir nada, que estamos pidiendo por nuestros hijos y nuestros padres. Y dando las gracias por lo afortunadas que somos.

Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria Lucila Vidal-Aragón Rguez. de Austria

Las fotos son de Lucila Vidal-Aragón

7 comentarios en “Cinco hermanas y un destino

  1. Me encanta que hayas escrito uno de los post más bonitos q se pueden escribir. Emotivo,divertido y haciendo un homenaje a la familia. El padre de mis dos bambini gracias a Dios sigue a mi lado a pesar de q su regalo de cumple haya sido mi precioso bolso italiano.

  2. Ay niña, me ha encantado tu entrada, es directamente deliciosa. En cuanto al anonimato también a mí me hubiera gustado, pero es imposible. Mira los amigos y la familia me ven en mis dos novelas y yo les digo que no pero en el fondo dejamos nuestra piel en todo aquello que hacemos. Un besazo, me voy feliz

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