Mister Wils, la decoración y el verano que ya llega

Me llega un mensaje de WhatsApp de una amiga: «¿te animas?», con una invitación que reza: «Party for free souls» sobre un fondo de hojas de banano en verdes, rosas y azules, firmado por Mister Wils –«furniture for free souls»-. Uff –pienso-, estoy ya mayor para una fiesta de influencers con chicas altísimas y monas haciéndose selfies y chicos con pantalones por el tobillo y chaquetas alternativas.

Además, el nombre no me suena nada, aunque el sitio donde se celebra es la Casa Guardiola, una de las casas palacio maravillosas que tiene esta ciudad. No hace calor, es víspera de festivo y, como tengo el brazo en cabestrillo y apenas puedo hacer nada en casa, decido acercarme un rato.

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Nada más pasar el zaguán de entrada en la Puerta de Jerez accedo a un gran patio con suelo de cantos rodados circundado por paredes de ladrillo rojo parcialmente cubiertas de hiedra. Muchas plantas, iluminación indirecta y bonitos corners decorados con muebles de la empresa anfitriona: varios sofás chester de cuero marrón que invitan a sentarse, mesas redondas de madera con pies de hierro y sillas de bistró francés, mesas altas de tipo industrial con taburetes de cuero naranja, etc. Un DJ con un plato de mezclas sobre un carrito de ruedas con sello de la casa anticipa que será una velada animada. Otro carro con distintos tipos de queso me confirma que he hecho bien. ¡No sé quién será Mister Wils, pero tiene buen gusto!

Un chico que roza la cuarentena (bien vestido y con los pantalones de su talla y de su largo) nos da la bienvenida ¿Os gusta? – nos dice con una sonrisa tímida y ligero acento francés. Estamos ante el cerebro de la firma y aprovechamos para que nos cuente la historia de esta empresa sevillana que ha sido incluida entre las 100 de Europa que más han crecido en este año.

Comienza con cafeterías en Sevilla y acaba teniendo medio centenar franquiciadas. Ante la necesidad de darles una decoración homogénea decide importar y fabricar sus propios muebles, entrando en escena otra de las personas fundamentales en este proyecto, Bruno, el jefe del equipo de interioristas, con el que nos deja para que termine de contarnos cómo funcionan en Mister Wils, hasta hace poco llamados Decoración Vintage – esto ya me suena-. Con barba y melenita a lo Melendi  -ahora sí pantalones negros pitillo- y muy simpático, nos cuenta sus inicios como escaparatista hace más de 20 años hasta que, aburrido de la moda, decide dar el salto a la decoración en una Sevilla en la que apenas había sitios para formarse –ni interés alguno en todo lo que no fuera barroco-.

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Tienen dos líneas de actuación paralelas: decoran directamente espacios (incluso realizando las obras de acondicionamiento) y también proveen de muebles a tiendas de decoración, estudios de arquitectura e interioristas. Sus muebles los vemos en series y programas de televisión y en la mayoría de los restaurantes y bares de Sevilla. Aunque no nos extrañe tampoco encontrarlos en cualquier otro lugar de España, pues su volumen de venta online ya casi es el 90 %.

Reciben unos diez productos novedosos al mes y están continuamente renovando el almacén, al que puede acudir cualquier particular (en horario de 8 a 15 horas de lunes a viernes) para adquirir directamente. Algunas piezas tienen varios acabados para elegir, especialmente las maderas, pues cuentan con un buenísimo equipo de carpinteros y herreros con los que crean piezas propias o transforman otras traídas de oriente.

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Mientras hablamos se va llenando el patio de gente. La música suena a un volumen que permite seguir conversando y unas chicas de sonrisa enorme no dejan de pasar bandejas con aperitivos exquisitos: fajitas de secreto ibérico, gyozas de verdura, empanadillitas de carabineros, salmorejo de fruta de la pasión, alitas de pollo deshuesadas en tempura, pulpo con leche de coco, hamburguesitas de retinto y payoyo, ajoblanco de uvas con sardina ahumada… Fantástico el catering de Tu Otra Cocina y el buen rollo que transmiten las camareras (tan alejadas del tipo Acacias 29)

Cuando la música empieza a subir de volumen (y hemos probado algún bocado dulce… ¡umm, qué maravilla!) salimos de Casa Guardiola. La temperatura es deliciosa a las once de esta noche de San Fernando y el albariño portugués nos ha sentado de maravilla (bueno, mi amiga lo ha alternado con unos maravillosos cócteles y vermú). Para algunos la noche se prevé larga mientras otros cruzamos el puente camino de casa con la certeza de haber conocido una de las empresas jóvenes con más futuro de esta ciudad. ¡Casi me olvido de que tengo el brazo en cabestrillo!

Fotos: Guillermo Mendo Murillo

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