Mi «wish list» de los artesanos de Sevilla

Tengo que confesaros que soy una adicta a los trabajos artesanales. Desde que con siete y ocho años me entretenía en casa de mi abuela Lucila, con la que vivía de lunes a viernes, haciendo ganchillo con ella y sus amigas. Figuras para el Nacimiento hechas con punto bajo y lanas de colores cuyas cabezas eran pelotas de ping pong, tapetitos para la camilla, pañitos para platos de pan, cuadrados para una colcha que, por supuesto, tuvo que terminar mi abuela. El punto le gustaba menos, pero para eso estaba mi otra abuela, Paz, que era una máquina de producir jerseys que abrigaran a sus numerosos nietos.

Está claro que si creces sabiendo diferenciar el algodón de la lana y dónde tienen el número impreso las agujas de ganchillo y de punto, estás condenada a que el trabajo con las manos forme parte de tu vida, lo quieras o no. Por eso, cuando leo que hacer punto –o «knitting», que queda mucho más científico en los artículos periodísticos- es la nueva terapia para relax de los ejecutivos, lo único que pienso es «hay que ver lo que han tardado algunos en darse cuenta».

Por eso me vuelve loca la artesanía. Y por eso no me gusta la definición que hace la RAE del artesano: «Persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico». Aunque en su segunda acepción lo intenta arreglar: «Usado modernamente para referirse a quien hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndoles un sello personal, a diferencia del obrero fabril». (Lo de obrero fabril seguro que hoy no pasa las normas de lo políticamente correcto). Tampoco es muy acertada la primera definición de artista: «persona que cultiva alguna de las bellas artes, especialmente la pintura, la escultura o la música». Creo que falta – o no se me ocurre a mí- una palabra que aúne ambos conceptos.

Hoy os quiero presentar algunos de los artesanos-artistas de Sevilla que me gustan. Artesanos en el modo de fabricación, artistas en la forma de concebir sus piezas. Y voy a elegir alguna de sus obras en una imaginaria »wish list» para Reyes. De antemano os digo que son todos los que están, aunque no están todos los que son.

Una virgen de The Exvotos

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Ya os he hablado en estas páginas de Luciano y Daniel y sabéis la pasión que tengo por su trabajo. Me resulta muy difícil elegir una sola de sus piezas, pero tal vez me inclinaría, si es lo primero que tenéis de ellos, por una virgen-reina. Os enseño la mía, con cara de niña pero atributos de reina, como la corona realizada con hilos de plata o el vestido inspirado en el que llevó Isabel II el día de su coronación.

Un collage de Jesús Gómez, el Jardinero

Si no le conocéis, echad un vistazo a su cuenta de Instagram, soñaréis con tener un jardín donde os esculpa un sofá natural, tallado en un arbusto. Y si no tenéis jardín, como yo, os podéis conformar con alguno de sus objetos “artealizados”. Jesús es un ejemplo de un artista que, sin complejos, se autodenomina con el nombre de un oficio: jardinero.

Una lámpara de Antoñito y Manolín

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En realidad son Trini y Pablo, una pareja de sevillano y extremeña que tienen un estudio en la calle Goles, donde diseñan y fabrican ellos mismos muebles especiales. Su filosofía es materializar el refinamiento y decadencia en formas totémicas de aparente sencillez, tras un complejo proceso de investigación y elaboración artesanal.

Unas copas de estilo campestre de Desing by Mac

Unas copas de estilo campestre de Desing by Mac. Detrás de estas siglas no hay un loco de los iPhone, sino una mujer guapa y simpática que se llama María Antonia Ariza Contreras y pinta sobre cristal, con tan buen gusto que la mismísima casa Dior le ha encargado unas cristalerías que, en cuanto las veáis, serán vuestro nuevo objeto de deseo.

Unos pendientes de Dublos

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Desde 1983, estos artistas de Palma del Rio afincados en Sevilla elaboran piezas de alta bisutería de forma totalmente artesanal. Cristales, resinas coloreadas, esmaltes, etc. combinados para crear piezas únicas para novias, flamencas u ocasiones especiales. Están presentes en ferias y pasarelas nacionales e internacionales y tienen el taller en la calle San Vicente.

Una mesa de La Colorería con aspecto marmorizado

Tienen taller en la calle Bailén 32. Nace después de la Exposición Universal de 1992. Sus artífices son Pepe Fernández Casado y Paco Hernández Cano, dos artistas que hacen muebles auxiliares, transforman y reciclan otros, pintan murales… siempre mediante un proceso de creación artesanal y con técnicas tradicionales, con lo que el resultado es único.

Una diadema de Luis Benítez

Yo no soy de llevar muchas cosas en el pelo, pero desde que vi el tocado de novia de una amiga, tan liviano y sutil, pensé que si algún día se me ocurría intentar transformarme en ninfa del bosque, acudiría a él. Inspirados en la naturaleza, tienen un toque mágico, como de cuento, que me encanta.

¿Os gustan?

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Las fotos son de los artistas, extraídas de sus webs o sus cuentas de Instagram

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